¿Qué es la ansiedad?

Todos hemos escuchado hablar de la ansiedad. De hecho, todos hemos experimentado en carne propia la ansiedad. Esto se debe a que esta es una experiencia emocional universal, una respuesta que puede surgir frente a cualquier situación que evaluemos como amenaza, que nos genere incertidumbre o que pensamos que puede desbordar nuestros recursos para resolverla eficazmente.
La ansiedad cumple una función adaptativa al actuar como una alarma que nos permite detectar cuando hay un peligro y prepararnos para el mismo. Ante las situaciones de peligro o amenazantes, es necesario un nivel moderado de ansiedad, ya que nos pone en un estado de alerta y nos permite prepararnos adecuadamente.
De esta manera, esta emoción no es por sí misma algo negativo o a erradicar, a diferencia de la mala prensa que suele tener en el día a día. Tener ansiedad es normal, necesario y esperable.
 
Vamos con un ejemplo: un tierno osito se nos cruza en el bosque
Por ejemplo, imaginemos que estamos caminando por un sendero en alguna montaña y nos topamos con un animal salvaje que puede llegar a atacar a los humanos, como puede ser un oso. Lo esperable sería que nuestra evaluación del peligro genere la respuesta de ansiedad y que comencemos a sentir taquicardia, se dilaten nuestras pupilas y nuestra respiración se vuelva más agitada. Esto se debe a que nuestro cuerpo y nuestro cerebro están realizando las acciones necesarias para afrontar ese momento: la taquicardia permite que el corazón bombee más sangre hacia las extremidades en caso de que debamos salir corriendo, las pupilas dilatadas nos permitirán tener una visión más clara de la situación, etc. Además de este nivel fisiológico, la ansiedad comprende también un estado cognitivo en el cual dedicamos recursos atencionales a aquello que nos preocupa, buscando cómo afrontar o evitar el posible peligro. Siguiendo con el ejemplo, difícilmente le saquemos la vista a ese oso que puede terminar con nuestra vida en segundos.
Esta reacción de activación, que se da en diferentes niveles (conductual, emocional, cognitivo), es entonces una respuesta adaptativa cuando cumple la función para la que se ha venido desarrollando evolutivamente hasta formar parte de nuestro repertorio de respuestas. Esta función no es otra que la de actuar como mecanismo de atención, alerta, preparación y protección frente al peligro. Es decir, se trata de una reacción que prepara o activa al organismo para dar respuesta y solución a las demandas de la situación que evaluamos como potencialmente peligrosa. En este sentido, la ansiedad no es una reacción negativa, sino más bien todo lo contrario: cumpliría una función esencial para la supervivencia del individuo.
 
Ahora bien, no todo es color de rosas. La ansiedad puede ser ese amigo que queremos mucho y que cada tanto se manda alguna y pensamos “con amigos así, ¿quién necesita enemigos…?”. Para no alargar tanto este posteo, te invito a que continuemos por acá: ¿cuándo la ansiedad se vuelve un problema?
 
También te dejo una entrevista en la que hablé de ansiedad, para ahondar un poquito en todo esto:




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